lunes, 26 de septiembre de 2016

Melodía veloz (parte I)

-¡NO! ¡Suena horrible! ¿No lo puedes hacer bien?...- exclamó el profesor de música
-Pero...llevo practicando un mes todos los días...hice mi mayor esfuerzo de verd- fue interrumpida por el profesor
-No me hagas reír...¡No es suficiente! Si no lo haces bien tendré que tomar otras medidas- dijo dándose media vuelta y abandonando el gimnasio  que era el lugar donde se llevaban a cabo sus prácticas.
Ella había sido escogida para cantar en la ceremonia de bienvenida del instituto, lo había hecho el año pasado y debido al gusto que tuvo entre los directivos había sido señalada nuevamente.
La chica se quedo viendo a la nada, sus ojos fueron succionados por la brecha del vacío, las palabras del profesor de música le habían atravesado el alma y el orgullo como una bala...así de rápido y frío fue, es decir, ¿Por qué? Ella había practicado tanto y tan duro y él, el "experto", dijo que no era suficiente. Se desplomó en el piso. Se desplomó no porque fuera débil, si no porque simplemente todo dejó de funcionar.
-Es un verdadero idiota- se escuchó una voz masculina. En el momento que sus ojos volvieron a tener color se percató que había un par de zapatos escolares a escasos centímetros de ella.
Este alumno había estado en el gimnasio desde antes que la práctica comenzara, ni siquiera sabia de ella solo necesitaba estar en un lugar que le diera tranquilidad y dado a esta razón naturalmente había escuchado todo.
Ella siguió el camino de sus pies buscando su rostro pero sin querer sus ojos se encontraron y en un parpadeo de ojos la escena cambió: Sus cabellos rubios caían sobre su frente, eran tan delgados que podrías usarlos como hilo de tela de tul y hacían resaltar sus ojos azules, verlos es como si una ola de alguna playa tropical cayera sobre ti al mismo tiempo que su profundidad te arrastrara hacia el océano; su sonrisa era resplandeciente. Por su parte, el brillo de los ojos marrones de la chica, sus delgados labios con un ligero color magenta parecían que fueron dibujados con algún tipo de flor, su pálido rostro en contraste con su cabello rubio largo y ondulado le recordaban a esas pinturas francesas antiguas.
El muchacho le extendió la mano.
-Me llamo Mauricio- dijo esbozando una sonrisa
-Me llamo Lena- dijo tomando su mano para poder levantarse del suelo
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